miércoles, 7 de febrero de 2007

Pulgones

Los afídidos (lat. Aphididae) o áfidos constituyen una familia de insectos encuadrada en el orden homópteros, al que pertenecen también las cigarras, antiguamente incluidos dentro del orden hemípteros. Pequeños y de morfología poco variada, son universalmente conocidos como pulgones, pero no guardan ninguna relación con las pulgas, ni por parentesco ni por modo de vida, porque a diferencia de aquellas los pulgones son parásitos de plantas angiospermas.
Son pequeños (no más de pocos milímetros), de colores variados, sobre todo verdes, amarillos o negros, a veces con manchas o motas, más a menudo lisos. El cuerpo es ovoidal, sin distinción patente de sus tres regiones (cabeza, tórax y abdomen). Pueden ser, dentro de una misma especie, ápteros (sin alas) o alados. En este caso tienen dos pares de alas membranosas, relativamente pequeñas, siempre mucho más grandes las anterores, transparentes, dotadas de un borde de ataque engrosado y generalmente marcado por un estigma o mancha, que colocan en posturas diversas, a menudo erectas, durante el reposo.




Al final del abdomen los áfidos presentan dos sifones o cornículos, pequeños apéndices erectos de posición dorsal que apuntan hacia atrás o hacia arriba, por los que vierten una secreción azucarada que les sirve para sobornar a las hormigas. Las hormigas protegen a muchas plantas de sus parásitos a cambio de néctar que reciben de nectarios extraflorales situados generalmente en las hojas. Los áfidos han desarrollado en la evolución una relación simbiótica con hormigas, que no sólo les toleran sobre las plantas, sino que les protegen de sus depredadores especializados, como las mariquitas o las crisomelas, a cambio de la secreción de sus sifones. También las abejas pueden recoger esa melaza, incorporándola a la composición de la miel.


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